El chico de cabello negro como evano y mirada verde esmeralda era muy agradable, carismático y de fácil conversación; no era de extrañar que Freyha se sintiera tan cómoda en su compañía, como si lo conociera desde mucho tiempo atrás.
—¿Te gusta el lugar?—preguntó él caminando con tranquilidad junto a la loba, mientras observaba el inmenso bosque que se extendía varios kilómetros más adelante, al otro lado del pueblo.
Aquella pregunta tomó por sorpresa a la chica, quien se encontraba adormecida, en una especie de trance extraño, observando las hermosas facciones del muchacho.
—Siendo honesta—comenzó a hablar ella, sus mejillas algo son