—No puedo creer que hayas aceptado ir al baile con ese idiota—bufó Hat.
—Ni que lo digas, ya estoy pensando en el nuevo apodo que le pondré cuando deje plantado nuevamente a Freyha—agregó Fenryr saltando un pequeño tronco podrido en mitad del bosque.
Con cada paso que daban a través del bosque, Freyha se arrepentía de haber tomado la decisión de invitar a Fenryr a aquel lugar.
En aquel momento en mitad de la noche, luego de haber intentado arrancarle la garganta a Skol, la idea de otro lobo poderoso capaz de aplacarla le había parecido buena, por lo que hizo su mejor esfuerzo por convencer a los gemelos.
Aunque en un principio ambos parecían re