Susan:
Él se fue, pero desparramadas por todo el suelo de mi celda dejó su veneno.
Las fotos son más que evidencia de que dice la verdad, en ellas se ve a Sonya, con el cabello corto como lo llevaba hace dos años, y ya entonces era amante de Philip.
Arrugo en entrecejo. Tengo un dolor de cabeza terrible…
Me acerco, al duro y apestoso camastro dónde he dormido estos días. Acostándome, porque me siento muy mal.
No sé si el hambre, el vértigo que me ha causado la visita del árabe, o el posible hecho de que mi diabetes esté descontrolada.
Cierro los ojos, encogiéndome en una posición fetal, y poco a poco me quedo dormida.
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Llegué al apartamento de Sonya, era de noche y tarde, pero quería preguntarle si aceptaría ser la madrina de mi boda, y no quería hacerlo por el teléfono, me pareció que en persona seria mucho más significativo.
Tomé la llave de debajo del florero, abrí la puerta, y entré.
Miré mi reloj, eran la cuatro treinta, y Sonya terminaba en su trabajo a eso de las cinco.