Susan:
En mis sueños, el Rey era gentil y delicado en sus amores. Bañaba mi cuerpo con besos y recitaba poemas de amor eterno a mi oído mientras me hacía suya.
Omër por el contrario, es un torbellino de lujuria y lascivia. Tocándome sin pudor, sin delicadeza y sin restricciones.
Metiendo su mano entre mis piernas y rozando mi coño con abierta impudicia. Llenando mi boca de su lengua, y apoderándose de mis tetas con manos duras e implacables.
Su pasión era más que evidente, estaba desesperado por meterse dentro de mí, y yo lo sabía.
Sentirlo, contra mi espalda, respirando en mi cuello, y luego verlo, casi completamente desnudo solo vistiendo un bóxer, causó que mi mente hiciera cortocircuito.
***
En un movimiento fluido, la cargó en sus brazos y se la llevó, saliendo de la cocina sin dejar de besarla, sin dejar de tocarla, y sin parar de morder su boca.
Entró a su cuarto, cerró la puerta y se lanzó a la cama con ella.
Liberando un sollozo de dolor y anhelo, ante el festín de mujer que