DAMIÁN
Ví como Eva subió furiosa a su habitación. Negué con mi cabeza y sonreí, en definitiva ya no era la niña dulce que conocí años atrás, aunque siempre la consideré valiente y con decisión. Al parecer todos estos años fueron sus cualidades que más fortaleció.
Me giré para regresar a la oficina de Dominic, pero en el camino me encontré con uno de sus guardaespaldas, Aidan creo que era su nombre. Me dió una mala mirada y pasó de largo.
—No entiendo qué le pasa a Eva —habló Dominic—, siempre ha sido una mujer con los pies sobre la tierra. Lamento todo esto.
—No es tu culpa, pero me alegra tenerte de vuelta tal v