Javier estaba parado frente a mí —Sabía que mi sorpresa te encantaría —Diara pasó a mi lado y entró a mi apartamento, pero mi mirada seguía fija en Javier.
Él avanzó hasta estar a pocos centímetros de mí, yo lo veía y no podía creer que estuviera libre aquí, en este momento. Sus ojos me veían detenidamente, puso sus manos en mi rostro y se acercó hasta juntar nuestros labios.
Yo seguía allí, helada, en shock, sin sentimiento alguno, ya que esto me parecía tan irreal —¡Te extrañe tanto! —Dijo al separarse de mí, juntó nuestras frentes y cerró sus ojos.
—¡Que lindos!... Son tan tiernos —mencionó Diara