Un jadeo colectivo se hizo presente en el lugar. Todos los ojos se posaron en mí, algunos tenían miradas de miedo, de enfado... Otros, parecían encantados.
—¿Familia? —tartamudeó Kaos detrás de mí.
—Si me hubieran preguntado amablemente, nos ahorraríamos todo este lío —elevé las manos al cielo—. ¿Todos los brujos son así? Deberían pensar antes de actuar.
—¿Quién mierda eres? —intentó tocarme Kyo, sin embargo, la magia lo empujó lejos.
—Soy Eleanna...
Callé de inmediato cuando noté que mi abuelo estaba poniéndose cada vez más pálido. Incluso parpadeó varias veces, como si no pudiera creerse lo que estaba viendo.
Bajé la guardia. Todas las comunidades tenían sus reglas, incluso en la manada no eran bien recibidos los extraños. Era normal, una forma de proteger a los suyos.
Me acerqué hasta a mi abuelo, ofreciéndole la mano y sonriendo cálidamente. Era mi familia, después de todo.
Sin embargo, no aceptó mi mano.
De repente me vi envuelta en un apretado abrazo. Era tan alto, que todo su c