—¿Cómo? —exclamé, incrédula.
Elliot negó con la cabeza, desesperado. Había vuelto a ser el mismo, luego de que Toderick nos explicara la versión completa de la leyenda. Yo no entendía nada de lo que estaba ocurriendo. Elliot había mencionado que nuestro tío lo había cuidado. ¿Acaso mi hermano estuvo siempre en manos de alguien peligroso? ¿Y cómo era posible que no sospechara nada?
¿Cómo es que habíamos ignorado esta información durante tanto tiempo?
Nathan actuó muy rápido. No pude procesar correctamente lo que ocurría. En un segundo estaba sosteniendo mi mano y al siguiente estaba tomando a Elliot de la camisa. Incluso llegó a elevarlo unos centímetros del suelo. Su expresión era aterradora, la furia transformando su rostro en una advertencia notoria para todos. Solté un pequeño grito por la sorpresa.
Sus garras estaban creciendo con gran velocidad. Incluso sus colmillos relucieron cuando gruñó hacia él. Elliot estaba asustado y podía entenderlo. Los alfas eran aterradores, incluso p