Adriana, se quedó con el bebé que recién había regresado del hospital con ella en la habitación, el CEO, fue a ver al otro mellizo, confirmó que dormía antes de bajar al despacho a checar unos correos mientras que llegaba la hora de la cena
— Joven amo, le he traído un café, ya puede relajarse el mellizo está mejor y en los brazos de su madre — El mayordomo llegaba con una humeante taza de rico café
— Si, ella apenas lo vió casi se lo come a besos, ?Creés que esos dos diablillos me roben el cariño de mi esposa?
— Quisiera decir que no, pero me temo que los adorables mellizos son muy astutos, tienen a la señora comiendo de su mano y al señor Donatello, también, Tiene que conseguir ponerse a su nivel y ser adorable también, si lo logra apenas de esa forma lo podrá evitar
Donovan, le daba un sorbo a su café negro, el era perfecto pero no era adorable, tenía mal carácter, había muchas cosas que lo solían hacer perder la paciencia, no, definitivamente no iba a lograrlo, así qu