En la prestigiosa universidad donde Adriana, llevaba su carrera de alta costura y moda, habían salido al receso ella, su amiga Alice y su amigo Ray, fueron a la cafetería a por un aperitivo, los tres estaban hambrientos, más la bella pelinegra por qué estaba amamantando
— Oye Adriana, parece que te han crecido más la bubis, eso de embarazarse tiene sus cosas buenas, se te ven hermosos los senos
— Oh, están así por qué estoy dándoles pecho a mis mellizos, el problema es cuando los dos quieren leche materna y no el biberón, entonces hacen un berrinche monumental
— ¿Y qué nos dices de esa cinturita? Te aseguro que nadie en el mundo creería que hace apenas dos meses acabas de ser madre, tienes un cuerpo bellísimo — Ray, que aunque no pareciera, era el chico gay del grupo, extrovertido y muy talentoso, pero físicamente parecía un hombre varonil, él era muy apuesto
— Yo que tú esposo me pondría muy pilas, aquí no te van a faltar pretendientes, mira, el de esa mesa ya te echó el oj