118. Conspiraciones
Peter
«Todavía estoy intentando entender cómo dejaste que mi examen saliera negativo». Mi voz retumba en el despacho, cargada de furia. Mis puños golpean la mesa con fuerza; los papeles tiemblan. El abogado que tengo enfrente, un hombre de mediana edad con cara de quien ha sido pillado en falta, retrocede varios pasos.
«Señor Calton», balbucea, buscando las palabras adecuadas. «Yo… yo me encargué de manipular el examen del señor Martinucci. No se especificó que…»
«¿Que no se especificó?». Mi risa amarga corta el aire y llena el espacio de una tensión casi sólida. «Tenías una sola función, una tarea sencilla: asegurar que yo resultara ser el padre de esos niños. ¿Qué parte de eso no entendiste?»
«Yo… yo…», tartamudea; el rostro ya cubierto de sudor. «No pensé bien, señor Calton».
Mis ojos se entrecierran; la rabia me quema el pecho. «¿Y ahora me vas a decir que tampoco sabías de los otros exámenes? ¿Que Leonardo Martinucci te pasó por encima sin que tú siquiera lo sospecharas?»
El abog