11. Yo no hice nada.
Los grilletes apretaban demasiado sus muñecas y Maryam tenía la piel tan delicada que estaba segura de que le estaban haciendo herida. Eran pesados, fríos y dolorosos, a pesar de intentar ser fuerte, no podía evitar llorar en la parte trasera del coche del carruaje en el que los guardias la trasladaban mientras era llevada hasta los calabozos como si fuera una delincuente.

¿Cómo había sucedido aquello? ¿Por qué estaba siendo tratada como una asesina sin ninguna prueba más que la acusación de la esposa del hombre que quería abusar de ella?¿Por qué la vida se volvía tan difícil para ella cuando parecía que por fin empezaría a estar mejor?

— Señores, yo no hice nada, de verdad deben ir a la oficina y buscar la nota que les dije. Me tendieron una trampa, me citaron en esa habitación y cuando llegué ese hombre ya estaba muerto. — Aseguraba Maryam entre lágrimas, esperando que la creyeran.

Los guardias solo se reían, estaban acostumbrados a que todos los detenidos dijeran ser inocentes, ya n
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