Capítulo cuarenta y cuatro. Yo maté a mi novia.
Owen tomó a Britney en brazos y se dirigió a la casa.
—Hay algo que debo decirte, Britney — murmuró él entonces mientras subía las escaleras con cuidado —. Lo siento, pero no es una confesión fácil de hacer para mí… O para ti de escuchar…
Su esposa iba a escuchar la verdad e iba a ser él quien se la dijera. Owen respiró hondo un par de veces, pero había llegado ya a la habitación y aún no había dicho nada. Entonces, pensando en que ella empezaría a preguntarle a causa de su silencio, liberó su pesadilla privada en cuanto llegaron al dormitorio.
—Britney, el hecho es que yo maté a mi novia Sally. Fue culpa mía que muriera.
Sintió que el cuerpo de ella se ponía rígido entre sus manos.
—No puede ser.
—Cómo me gustaría que no fuera así — dijo él dejándola suavemente en la cama.
—¿Pero… cómo? — la voz de la joven era poco más que un susurro.
Owen sentía la aprensión en la voz de Britney. Ya no había vuelta atrás. Tendría que escuchar la tris