Capítulo cuarenta y tres. Bajo la mirada del mundo.
El sonido de notificaciones incesantes despertó a Ariadna al amanecer. Medio adormilada, tomó su móvil de la mesita de noche, y su corazón se detuvo al ver la portada que aparecía en todos los portales de noticias:
“El magnate griego Andreas Konstantinou espera un hijo con Ariadna López, la mujer que conquistó su corazón en secreto”.
Las fotos eran de la noche anterior: ella protegiéndose el vientre, Andreas cubriéndola con su cuerpo mientras entraban a la villa.
Ariadna se incorporó de golpe, con las manos temblorosas.
—Andreas… —susurró, tocando su brazo hasta despertarlo.
Él abrió los ojos lentamente, pero al ver el pánico en los de ella, tomó el móvil de sus manos. Tras leer la noticia, suspiró y se pasó la mano por el rostro.
—Ya lo publicaron.
—¿Qué vamos a hacer? —preguntó ella, con un hilo de voz.
Andreas se sentó y la rodeó con un brazo.
—Lo que siempre hacemos: enfrentarlo juntos.
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