Capítulo tres. No te vas a arrepentir.
Gael esbozó una media sonrisa que la hizo tragar saliva. Era un hombre muy guapo que exudaba encanto y…
Y aquello podría ser peligroso, se dijo a sí misma.
— Cenar, ¿eh? — repitió él, dejando la cerveza sobre la mesa —. Muy bien, yo nunca rechazo la oportunidad de cenar con una mujer guapa. Sin embargo, te lo advierto: no estoy interesado en casarme.
— Lo sé. Por eso eres perfecto.
Gael sacudió la cabeza, riendo.
— Aún no tengo claro si estás loca o no.
— No, no estoy loca. Sencillamente, soy decidida.
— Guapa y decidida — murmuró él —. Una combinación peligrosa.
— Hay un restaurante muy bueno en la isla: Diego’s. Nos veremos allí a las ocho.
— A las ocho en La cantina de la Playa — le recordó él, levantándose.
Olivia lo observó mientras se alejaba. Era alto y fibroso y se movía con la gracia de los hombres seguros de sí mismos. En realidad, Gael Rutherford era más de lo que había imaginado.
Solo esperaba que no fuese más de