Capítulo veinticuatro. Lo tienes todo pensado.
— ¿Y bien? — insistió el recién llegado a la casa de Athos, Praxis Stratos —. ¿Va a explicarme alguien lo que está sucediendo aquí?
— Praxis, hermano, ¿por qué no me avisaste que venías?
— Porque no eres mi mujer para que te esté diciendo o pidiendo permiso de a dónde voy y porque se me dio ka gana venir a ver a mi hermano. ¿Qué ahora tengo que pedirte una cita para venir a verte o qué?
— No — dijo Athos en el acto —. Solo que no te esperaba.
— Es evidente — resopló su hermano mayor con toda la intención de sonar sarcástico.
— ¿Cuándo regresaste de tu viaje? Pensé que estarías fuera más tiempo.
— Llegué hace unas horas, ¿y vas q seguir sometiéndome a un interrogatorio para desviar el tema o me vas a decir qué demonios hace Liliana con un niño en tu casa?
— Lily déjanos a solas por favor — pidió Athos a su esposa lo más amable que pudo. Ella obedeció con premura —. Será mejor que te sientes, hermano. La historia es larga.