Capítulo 35 —Ni una bala
Narrador:
—Vanya… —susurró Renzo, ronco, con esa sonrisa peligrosa que parecía mezclar gratitud y condena.
Sofía sintió que el suelo se le movía bajo los pies. Su corazón golpeaba tan fuerte que le costaba respirar. Quiso apartarse, inventar un gesto brusco que borrara lo que acababa de hacer, pero él ya la había leído, la había sentido. Y en su mirada había algo que la desarmaba más que el dolor, más que la sangre. Renzo llevó su mano buena a la nuca de ella, atrapándola sin darle escapatoria. La atrajo hacia sí y sus labios se encontraron con una violencia desesperada, como si hubieran esperado demasiado tiempo. El beso no fue suave ni calculado: fue un choque brutal de bocas, un reclamo. Sofía gimió contra él, intentando empujarlo al principio, pero su propio cuerpo la traicionó. Lo agarró del rostro con ambas manos, profundizando el beso con la misma rabia. Sus lenguas se buscaron con un hambre insoportable, como si no fueran a tener otra oportunidad de res