Capítulo 34 —Intruso
Narrador:
Renzo se revolvió en la cama, dio una vuelta, otra, y otra más. Cerraba los ojos, pero la voz de Sofía seguía retumbando en su cabeza. Ese “sí” que le había dado, la risa contenida, hasta el maldito recuerdo de cuando decidió dejar de llamarla.
—Basta, carajo… —murmuró, golpeando el colchón con la palma abierta.
Se levantó de un salto, se pasó una mano por el pelo húmedo, se vistió con algo lijero y salió directo al pasillo. Lo único que siempre lo calmaba era sentir la velocidad devorando el asfalto. Una buena carrera a toda máquina. Al llegar al garaje, se detuvo en seco. Su coche no estaba, había olvidado que se lo había prestado a ella. En su lugar, brillaba bajo la luz el deportivo rojo.
Renzo arqueó una ceja, y lentamente, una sonrisa torcida se dibujó en su rostro.
—Tiene buen gusto, la ragazza…
Se acercó al coche, recorriéndolo con la mano como si acariciara una piel nueva. Se sentó en el asiento del conductor y soltó un suspiro ronco. El cuero