Capítulo 22 —No le toques al Diablo
Narrador:
Dinorah sostuvo la mirada unos segundos más, como si quisiera probar hasta dónde llegaba la paciencia del hombre frente a ella. Finalmente se recostó en el respaldo de su silla y soltó un leve suspiro.
—Muy bien, doctor Escalante. —dijo con tono neutro, aunque sus ojos seguían fijos en él —Tendrá acceso al señor Duarte.
Eros asintió apenas, con la misma calma con la que había entrado.
—Es lo mínimo que corresponde.
Ella se puso de pie, acomodándose la chaqueta del uniforme con gesto automático, y rodeó el escritorio. Estaba tan cerca que el perfume sutil de su piel se mezcló con el aire de la oficina. Abrió la puerta y lo miró de reojo.
—Sígame. —Caminaron por el pasillo en silencio, sus pasos resonando contra el suelo encerado. Había agentes apostados en cada esquina, y Eros no ignoraba ni un detalle: puertas, cámaras, rutinas. Nada escapaba a su mirada. Dinorah se detuvo frente a una puerta metálica, la abrió con una llave codificada y