Capítulo 157 —El Diablo será un santo
Narrador:
El sedán verde rodó hasta un descampado amplio, custodiado por árboles espesos. Ya había varios vehículos estacionados allí: todoterrenos, sedanes discretos, camionetas mezcladas como si fueran de cualquier viajero común. El polvo aún flotaba en el aire, prueba de que no hacía mucho habían llegado.
Renzo apagó el motor y bajó primero, su presencia imponiéndose de inmediato. Sus hombres se acercaron en cuanto lo vieron. Sofía salió tras él, seria, con la mirada afilada.
—¿Hubo dificultades? —preguntó Renzo, con esa voz seca que no admitía adornos.
El jefe del escuadrón, un moreno alto de nombre Carmelo Vargas, dio un paso al frente.
—Ninguna, jefe. Todos llegamos en el tiempo previsto.
Renzo lo miró fijo.
—¿Todos?
Carmelo asintió, aunque se aclaró la garganta.
—Hubo un detalle menor. Gabriel Torres tuvo que desviarse.
—¿Por qué? —la pregunta de Renzo fue tan cortante como un disparo.
—Era el único que iba en una de las camionetas neg