Capítulo 155 —Prométeme algo
Narrador:
Al amanecer, la rutina comenzó en silencio. Los hombres de Renzo se levantaron primero, revisaron las armas y luego encendieron la cafetera industrial que habían instalado en un rincón del galpón. El olor a café llenó el aire metálico del lugar. Sofía y Renzo desayunaron juntos, rodeados del murmullo de los hombres.
Sofía lo miró directo.
—¿Y ahora?
Renzo dejó la taza sobre la mesa, con esa calma calculada que siempre lo acompañaba.
—Ahora cambiamos el tablero. Vamos a buscar otros coches.
Se levantó, caminó hacia un rincón del galpón y abrió una puerta metálica camuflada. Detrás había un pasillo de concreto que descendía en pendiente. Sofía lo siguió, sorprendida, hasta que la penumbra dio paso a un túnel iluminado por focos intermitentes. Al fondo, varias unidades los esperaban, alineadas en silencio: sedanes discretos.
Renzo señaló con un gesto.
—Estos son los primeros. Nos llevan, bajo tierra, a otro punto, cinco kilómetros de aquí.
Y cumplió