Capítulo 111 —Te metiste hasta el cuello
Narrador:
—Espero que en estos días te acerques a la mansión —dijo Eros al final de la llamada, con voz dura pero medida —Aquí hablaremos en serio.
Mateo se pasó la mano por la cara y solo respondió:
—Está bien. Allí estaré.
Colgó y se dejó caer en la cama, el eco de esas palabras todavía zumbándole en la cabeza.
Pasaron unos días. El nuevo apartamento empezó a tomar forma, con muebles sencillos pero cálidos. Dinorah lo acompañó en casi todas las compras, decidida a que no gastara de más.
—Mateo, no necesitas un sofá de tres cuerpos para ti solo —decía con el ceño fruncido mientras señalaba otro más económico.
Él sonrió de lado, con esa insolencia ligera que ya le era típica.
—Claro que sí, Dino. Porque sé que en algún momento tú y Diego van a terminar invadiéndome.
Dinorah lo empujó suavemente con el hombro, fingiendo molestia.
—No seas ridículo.
—No lo soy. —Mateo se inclinó hacia ella, besándola rápido en los labios antes de que pudiera