Me sentía extraña, ansiosa, necesitada, era una sensación rara, sabía y conocí a la perfección lo que era desear un abrazo, una caricia, pero jamás había sentido lo que mi cuerpo siente en este momento, Osiel quita mi ropa y debo morder mi lengua, porque solo quiero que me toque mas que esas simples caricias, y cuando al fin lo hace, mi cuerpo se calma, mi respiración se normaliza, siento que regreso a ser yo, pero entonces Osiel restriega su pene en mi abertura, lo vi, es grande y ancho, tanto como su portador, y es cuando me permito ser codiciosa, olvidar por solo un momento el desprecio y desinterés de este Alpha por mí, porque ahora me ve con devoción, con necesidad, pero entonces lo veo dudar, aun con su mano en mi pecho, ¿se dio cuenta que ya no estoy mal? Creo que Edur dijo que me habían drogado, ¿acaso Osiel se percató de que ya tengo el control de mi ser?
— Por favor, Osiel, no te detengas, no me quites esto también. — mi pedido sale como suplica y no me importaría rogarle, c