La historia inicia con un Sacrilegio; La primera vez que sintió su olor fue a los límites de un convento, no le valió que fuera tierra santa para volar los muros y llevarse la novicia misteriosa, que despertó sus más fieros instintos animales, a la puerta de este amor que iniciará como una terrorífica tragedia para nuestra heroína, se interpondrán circunstancias que los harán crecer y descubrir la verdadera razón de su vínculo.
Ler maisEn el Convento de nuestra señora de Monte del Santo, ubicada en un hermoso paisaje de Francia, con jardines exquisitos, en el interior de su estructura simple y delicada, aloja devotas monjas y algunas novicias decididas a consagrarse a una vida santa. Desconocen el valor de la libertad y las pasiones más remotas.
Hoy observo una serenidad tormentosa de esas que presagian un terrible caos, o que el destino reclama. Sigo mirando el horizonte con inquietud, como sí mi ser tratará de huir de mí cuerpo, me alerta de con suaves pálpitos intermitentes en mi pecho....respiro profundo nada pasaría, repetí varias veces en mi mente, me inclinó para tomar una flor, la acerco a mi rostro dejo que su fragancia invada mis sentidos, su aroma es agridulce, pero hay otra esencia indescifrable, me concentro para descubrirla hasta que mi letargo logra ser interrumpido por una fuerte campanada. No pierdo tiempo, corro a resguardarme al templo junto a las demás novicias, sentimos también pasos enérgicos, acompañados de la voz angustiada de una mujer. —Auxilio, ¡ayúdenme...!—Gritaba está entre sollozos. Cuando estuvimos cerca de ella, apenas pudimos verla, se notaba que era una mujer hermosa de no más 25 años, a pesar de todos los rasguños y el aspecto demacrado se podía visualizar su delicadeza y sobre todo el temblor en sus ojos...Estando más cerca de nosotras solo pronunció unas palabras que me hicieron dudar de su salud mental. —la bestia está cerca. —La observamos horrorizadas, con curiosidad, en especial Ana que ama las cosas extrañas pero no hubo tiempo para preguntarle y satisfacer nuestras inquietudes, la madre superiora llegó en ese preciso instante, tomo la joven y se marchó con ella, seguida de algunas monjas, claro no sin antes ordenarnos que nos encerráramos en nuestras habitaciones a rezar, a lo cual obedecimos inmediatamente. Cuando entramos en la habitación Ana fue la primera en tomar la Biblia y un crucifijo, arrodillarse al pie de su cama y comenzar a rezar, luego fue seguida de Sor Carmen, Agustina, por último yo me uní a ellas y empecé: Ave María gratia plena Dominus tecum benedicta tu in muliéribus, et benedictus fructus ventris tui Iesus. Sancta María, Mater Dei, ora pro nobis peccatoribus nunc et in ora mortis nostrae… —Vendrán por nosotras, seguro la bestia esta cerca —dice Ana con un leve susurro después que termináramos de orar, y nos dispusiéramos a levantarnos. —¿Acaso empezaras a delirar con tus cuentos de hombres lobos, murciélagos, brujas y mil pestes más? no estamos de humor para eso, ¡entiendes Ana!!. —Se pronunció Sor Carmen con aparente burla y enojo en su tono de voz. Ana no se inmutó a observarla luego de las palabras torpes de su compañera. Estaba acostumbrada a que consideraran sus historias absurdas, incluso yo me negaba a creer en la veracidad de sus palabras, [aunque en pocas horas me arrepentiría]. Cabe destacar que Ana es una joven agradable, de rasgos sutiles, aunque su aspecto nebuloso lo ocultaba, según nos ha contado decidió seguir la vida santa luego de ser secuestrada y violada varias veces por un vampiro, al que describía tan apuesto como malvado, lo conoció en su cuidad natal Sighișoara, ese día había salido antes del atardecer con su familia para el río, tenían un ritual, de regreso lo tomo la noche y fue hay que extrañas criaturas (hombres, pálidos, con alas) los habían atacado, matando a sus padres y hermanos, era enfática cuando describía como clavaron sus enormes colmillos en sus gargantas, succionaron sus cuerpos hasta dejarlo secos en inmóviles, llevándose a esta para esclavizarla, uno de los lideres la reclamo como suya, aunque sonara inverosímil, era perturbador cuando esta describía esas escenas, mas el brillo vacío en su mirada cuando revelaba como pudo escapar de sus captores y llegar al monasterio. La mire con soslayo pensado que tal vez este sea un buen lugar para alguien con sus trastornos...... —Seguro el lobo diablo debe estar cerca...esa mujer lo trajo, ¡esta maldita! —dijo interrumpiendo mis pensamientos. —Ana cálmate, nadie vendrá. —Le digo acercándome a ella. Tan cerca de ella noto su mirada perdida, no entiendo sus aseveraciones. Ana toma mis manos y solo alcanza a decirme —Es tú destino. —Luego sonaron las campanas avisando la misa diaria. No voy a negarlo, sus palabras me asustaron, aún más que sus frías manos, sentí una energía que atormentó mi alma. 10 minutos más tardes una de nuestras superioras abre la puerta para acompañarnos a la Capilla. La misa fue como de costumbre, con sermones, rosarios, recordatorios de lo agraciadas que éramos por escoger la vida santa, aunque no era mi caso...en unos meses sería mi consagración, dejaría de ser una simple novicia y pasaría a ser monja...nunca tuve otra opción, fui dejada en las puertas del monasterio recién nacida...no se de dónde vengo, ni quién soy, más en mí corazón tengo la certeza que todo mi mundo será sacudido de una sola embestida. Luego de la misa cenamos, para luego dar un pequeño recorrido por los jardines, íbamos hablando tranquilamente cuando volvimos a ver la joven que había venido pidiendo auxilio, ahora se notaba más tranquila, ya aseada, con ropa nueva, aunque la angustia seguía tatuada en su rostro, pasamos cerca de ella la saludamos discretamente y seguimos nuestro recorrido. Por petición mía, paramos en el jardín, amaba la naturaleza, la conocía a la perfección, ella me entendía como si hubiera nacido de las entrañas de uno de sus capullos hace casi 18 años. Vimos que estaba anocheciendo, nos dispusimos a salir del jardín para volver a nuestros aposentos, todo era calma. Silencio que en segundo fue borrada, volvió a ser interrumpida por fuertes sacudidas, ahora con más intensidad, la tierra temblaba, todas gritamos y decidimos correr, nos tomamos de las manos y entramos a la capilla, si era un demonio no se atrevería a entrar a ese lugar sagrado. No pasaron ni 3 minutos de estar en la capilla, volvimos a escuchar el rugido, ahora lo sentí más cerca de nosotras, nos asustamos, Ana comenzó a gritar. —¡Estamos aquí maldita bestia...! —Vocifero está para luego huir. Me molesto su imprudencia delato nuestro escondite….la mire con rabia mientras se escondía, me hizo seña con las manos, pero hice caso omiso, para unos segundos mas tarde arrepentirme, al ver una sombra gigante proyectarse debajo de la puerta. Sor Carmen y Agustina se escondieron detrás del altar, se podía sentir sus temblores...yo en cambio me quedé parada esperando mi muerte, no dudaba que posiblemente la bestia de los cuentos de Ana me devorará. Un estridente sonido retumbo ¡PUFFFFF ...! la madera salio volando hasta atravesar algunos de los vitrales, los cristales cayeron como confeti por todo el lugar y paso lo peor. Mis pensamientos claudicaron cuando una enorme bestia apareció, era imponente, debía medir más de 3 metros, su aspecto era de un hombre lobo gigante, luego aparecieron 2 más, no tan alto como él, uno de ellos llevaba en sus hombros la chica que había llegado pidiendo ayuda está mañana. Mi terror aumento cuando el más grande entro a la capilla, con sus ojos rojos clavados en mi, "Dios mío yo sería su cena" pensé. Debía dar la batalla, tomé mi crucifijo, un balde con agua bendita, empecé a rociarlo, si era el mismo diablo y sus secuaces debía espantarlos con esto. —Te reprendo Satanás, ordenó que te esfumes con tú maldad —alcance a decir sin ningún éxito, la bestia avanzo tanto hacia mi que sentí su respiración, al abrir mis ojos su rostro estaba a unos centímetros del mío, me miraba con aspecto de burla...Era mi fin, me resigne, moriría...cerré mis ojos y espere sentir sus colmillos enterrarse en mi cuerpo. Para mí sorpresa solo sentí cuando su manos me tomaron por la cintura, depositándome como un costal de papá en sus hombros, antes de caer en la más terrible de las oscuridad, Antes de esto solo recuerdo escuchar dos palabras pronunciadas por este. —¡ERES MÍA...!FranciaDetras del cristal del coche que lo transportaba, había un mundo, todos parecían tener una vida agitada, caminaban por las aceras con gran velocidad, tomados de las manos. Parejas, familias, personas solas que parecían complacidas con su soledad. El, en cambio, se limitaba a ser un observador silente, no era el mismo Andrake Feridank de casi 20 años atrás. El tiempo justo en que Devil', el diablo lobo que vivía en su interior, le dió la espalda. Aún permanecía callado en un rincón oscuro y tétrico de su ser.El mismo día que expulso a Betsy de su vida, le cambio la vida el no darse esa nueva oportunidad. Era pertinente desecharla. Bondia había trastornado su mundo, en el cuerpo de una monja que al final prefirió a un maldito demonio cupido'. Al sentir el olor de su mate salir del vientre de la loba. Tuvo miedo de repetir la historia karmatica, de una, se dió por vencido.Huyó como un cobarde del país, no por miedo a enfrentarse al demonio cupido', menos a ver a la bruja que
Esperaba dentro de la camioneta junto a su pequeño Daemon, el chofer y su asistente Raquela. Acaricio la melena pelirroja de su hijo, era el vivo retrato de Siebog. Miro la hora en su teléfono, ya habían pasado 7 minutos, pensó en el plazo de 10 minutos que le había dado a Siebog para irse con ella. Fue algo absurdo dejarlo pensar en Daemon con un doble sentido, pero todo en la vida era una prueba, el debía aprender una lección. Es estar dispuesto a compartir, sentir en un momento que las tardanzas nos pueden acarrear grandes perdidas, aunque la realidad fuera otra.Tocó su mano y el anillo de esmeralda que traía puesto. Todo en la vida tenía un precio, a pesar de su éxito en el mundo del modelaje, una parte de ella siempre, había sentido ese vacío. La ausencia de Siebog nunca dejo de perseguirla, hasta el día que tuvo la visión de su regreso y ese prostíbulo donde estaba albergado. Fue fácil rastrearlo a pesar de ella estar viviendo actualmente en Francia, donde estaba la agencia de
Lo sacudió, no solo la inesperada presencia de ella. También su situación vulnerable. Desnudo, mostrándose como una simple mercancía. —Ahora eres un puto.—Más que rabiosa parecía indignada. Su hermosa bruja estaba frente a el, más hermosa, sofisticada. Su golpe no le dolió. Estaba demasiado enfocado en todo su esplendor para darle importancia a un simple toque. —Angélica. Mí bruja.—Intento abrazarla, le dolió cuando está retrocedió unos pasos.—No te alejes de mí. —No quiero abordar los sentimientos. Solo vine a comprobar si mis visiones eran ciertas.—Esta bajo la vista, no pudo disimular el brillo de la lujuria al ver su miembro, aún erecto. —Sigues igual Siebog. No suelo pagar por sexo pero hoy puedo hacer la excepción y fornicar con un puto demonio. —No es lo que parece. Necesitaba dinero para buscarte.—Ella no respondió ante su sinceridad. Solo posó sus dedos sobre los botones delanteros de su vestido beige. Se veía costoso, igual las joyas que adornaban su belleza. El vigor s
5 años después.La penitencia para salir del fuego, casi lo destruye. Aún su piel ardía, pero lo prefería a seguir sin Angélica. Por ella acababa de renunciar a todo. Eso incluía parte de su fuerza, su estatus de demonio cupido'. De extra, algunos dedos de sus pies y recuerdos prudentes. Apenas tenía unos centavos en los bolsillos.Nada de eso le importo. Angélica lo tenía secuestrado en su corazón. Las imágenes de ella, de su cuerpo, su calor, todos los gemidos que compartieron seguían circulando en su mente. Más bien no se apartaban de esta. Cuando cruzo una de las avenidas principales para tomar un taxi, pensó estar alucinando, noto algunas vallas con su rostro. Sin duda era ella. Dió varios giros sin precisión, en el descuido choco con algunas personas.—Cuidado grandote.—Dijo una mujer. Su tono lascivo lo remato. Cuando la observo noto que se lamía los labios con descaro.Fue fácil volverla a ignorar. Toda su atención estaba en llegar a casa de Bruna, pero no sabía como, tampoco
El en verdad se había marchado. La ausencia tenía un sabor amargo. No solo en los labios. En el corazón. Su hilo rojo del destino se había cortado. Cerro sus. No tuvo visión del futuro, por lo menos no una donde estuviera Siebog. La cama se volvió su mejor aliada, todo su cuerpo pesaba, paso un mes de agonía encerrada en esas cuatro paredes, anhelando su regreso. No lo hizo.Esa mañana otoñal. De no ser por el llanto de un bebé no se levanta. El chillido era algo reptiliano. Se levantó, abrió con rapidez el armario. Palpo la ropa que yacían distribuida por colores dentro de este. El nerviosismo la atrapó. Los gritos no ayudaban en su concentracion. Tomó el primer vestido que logro ver y se lo puso. Calzo unas pantuflas con diseño de conejo que la hicieron reír. Bruna la hacía una niña en ocasiones.Al salir de la habitación, le tocó correr. Otros pasos retumbaban, aparte de los de ella. No era para menos la escena se estaba viviendo en el sótano. Lo primero en notar fue el rostro de
No le importaba nada, no contempló las consecuencias de lo que pensaba hacer, seco sus lagrimas. Antes de lanzarse miro hacia atrás. Lo sentía por Betsy pero necesitaba saber si el estaba vivo. Cuando su rostro fue batido por la brisa fresca, vió el horizonte. Cerro los ojos para no sentir vértigo.—¡No te atrevas!.—El impulso fue frenado. Abrió los ojos despacio, para comprobar que no estaba alucinando.La cabeza de Siebog colgaba. Sus manos se sostenían con las fuertes pezuñas que se clavaban en el metal.—¡Mi amor!.—Volvio a llorar. Pero esa vez de felicidad. Se acercó para besarlos en esa posición. Introdujo su lengua en su boca, acaricio su largo cabello rojizo. —Me hace tan feliz que estes vivo, mi amado de demonio. Siebog solo sonrió. Tampoco esperaba que le dijera que la amaba. Con que estuviera completo le bastaba. Amaba ese cuerpo, no lo quería en otro. Se alejo un poco para que el pudiera entrar. Fue una acción rápida. Después de entrar, cerro la puerta. —¿Crees qué hay
Último capítulo