Mundo ficciónIniciar sesiónCapítulo 32: El lugar que guardé para ti
Era domingo, y llovía con esa dulzura melancólica que tiene la lluvia cuando no amenaza, sino que abraza. La ciudad entera parecía haberse refugiado bajo la niebla, en un silencio húmedo y suave, como si el mundo hubiera decidido tomarse un respiro.
En el departamento, la quietud tenía un ritmo distinto. Cálido. Verdadero.
Alejandra caminaba descalza por el pasillo, con una taza de té entre las manos y el cabello suelto, todavía húmedo por la ducha. La camisa que llevaba era demasiado grande para ella, y justamente por eso era perfecta: era de Matías. El algodón la envolvía como un recuerdo suave, como una segunda piel que olía a pintura, a madera, a hogar.
Matías estaba en el sillón, recostado de lado, hojeando un libro que no parecía







