Año 1995 d.C. Steyr, Austria, Europa.
Los jardines llenos de flores multicolores y los arbustos bien cortados, la blancura de una fachada de piedra trabajada y los grandes ventanales… le daban asco.
A lo lejos, el fragor de la batalla y los cañones eran música para su muy desarrollado sentido del oído. A pleno sol del mediodía, justo a sus ochocientos ochenta y siete años, el día por fin había llegado.
—Hoy… acabaremos con esto —declaró Bruno, cuyo oscuro y largo cabello revoloteaba en la dirección del viento.
A su lado, Charles y Valentino sonrieron victoriosos. Detrás, una gran horda de tambaleantes y bravos zombis, acompañados de fieros cambia formas, licántropos, esperaban una simple palabra, una mera orden, para arrasar con todo y todos.
—Acaben con todos —soltó Bruno con firmeza, pero sin hablar alto.