Capítulo 84. Bálsamo fugaz.
Con el sol comenzando su lento descenso sobre el horizonte romano, tiñendo el cielo de tonos naranjas y rosas, Francesco y Catalina se despidieron con una cálida sonrisa de la encantadora pareja y su vivaz hijo.
La promesa de un reencuentro matutino flotaba en el aire, como un agradable eco de la conexión genuina que habían compartido durante la tarde.
Dejaron atrás la atmósfera familiar y acogedora que los había envuelto, llevándose consigo la agradable sensación de una nueva amistad floreciendo en aquel cálido rincón.
Mientras caminaban de regreso a su habitación en el hotel, la brisa les susurraba historias maravillosas y la anticipación de la mañana siguiente tejía un hilo de alegre expectativa en sus corazones.
La experiencia compartida había dejado una huella imborrable, transformando un encuentro casual en un recuerdo preciado que atesorarían durante su estancia.
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La decisión de Francesco de prolongar su luna de miel se convirtió en el inesperado catalizador de una nueva din