Recordar el beso lastimaba mi piel, mis labios. ¿Por qué tenía que haber conocido a Liam Parker y enamorarme de él, de un imposible…?

Aparté de mis pensamientos sus labios, su tacto, sus palabras, pero igual dolían. Estaba muy sensible, todo lo que había pasado era algo que no podía procesar, entender. El escape era mi mejor aliado para soportar en ese momento.

Llegué de nuevo al edificio de la empresa para pensar en otras cosas, en simplemente enfocarme en mi propósito y que nada más me atormentara. Pero pensar en mi madre, o en quien creí que era, algo que no podía ignorar y simplemente hacer como que nada pasara. La muerte de mi verdadera madre, la presencia de Diego Parker, todos eran pequeños clavos que me lastimaban constantemente, aunque tuviera que tener una sonrisa y aparentar normalidad.

A lo lejos, vi que Laura, la asistente de Liam; y Ana, la de archivos, conversaban. Me acerqué a ellas.

―La nueva colección es maravillosa…―dijo, Laura.

―Si que lo es―respondió Ana sostenie