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Aquella chica… la conocía, algo en su vaga mente le decía que la conocia de algun lado, pero gracias al accidente poco recordaba de aquella tarde, bueno, más bien todo le parecía estar borroso, pudo notar la sorpresa en su rostro, eso me confirmaba de una u otra forma que ya nos habíamos visto, o quizás estaba sorprendida de verme en silla de ruedas, eso lo dudaba un poco, mi silla se ve desde kilómetros de distancia. 

Ella se inclina hacia delante y planta sus labios sobre los labios de aquel hombre el vitoreo de algunos hacen que mis nervios de Elijah se coloquen de punta, está no era situación para celebrar, la unión de dos seres en el mundo que aparentemente nunca se habían visto. 

— Te cargaría en mis brazos, pero como puedes ver… ni siquiera puedo conmigo. — habla Elijah para aminorar la incomodidad entre los dos. 

— No… no te preocupes. 

— ¿Te puedo hacer una pregunta? 

— Ajá. 

— Nos conocemos de algún lado, es que creo que te he visto.

Una llama de furia se instaló en el vientre bajo de Lena, ¿Acaso no se acuerda de lo que hizo? de lo mal que actuó ante un caso de un caso de abuso a su amiga, y también estaba enojada consigo misma por no querer ver la foto de su futuro esposo cuando, debió preguntar, debió investigar con quien se casó, porque por supuesto se hubiera negado rotundamente. 

Sin embargo parecía que el karma le había llegado, porque ahora se encuentra en silla de ruedas. Pero Lena se comenzó a tranquilizar a sí misma, aquello había sucedido hace mucho tiempo, y lo más tranquilizante es que su hermano no se… 

Entonces recordó las palabras del socio de su padre… Elijah fue quien quedó en silla de ruedas, pero Sean Wood murió. 

— ¡Vivan los novios! — Estalla alguien tirando arroz, y el resto le secunda. 

— Bueno Lena Summer, ahora somos marido y mujer por todo un año, así que démosle el espectáculo que tanto querían. — Elijah subió la mirada hacia su mujer y le tendió la mano, Lena la tomó y él con tan solo pulsar un botón la silla se comienza a mover, hasta entrar nuevamente a la casa de los Wood. 

Lena suelta la mano de Elijah y él la ve confundida. 

Ella se sienta como puede en un sillón y comienza a respirar con mucha fuerza. 

— ¿Te arrepientes ahora? — La voz varonil de Elijah llama la atención de Lena. 

— ¿En serio no me recuerdas? 

— ¿Fuimos pareja o algo? 

— Afortunadamente no. — Responde Lena. — ¿En serio no te acuerdas? 

— Oye Lena, yo no estoy de humor como para descifrar lo que sea que quieras que descifre, tengo una laguna mental en mi cabeza y recuerdo pocas cosas, ¿Si? así que si tienes algo que decirme, hazlo y ya. 

— ¿Qué te pasó? — pregunta ella. 

— Eso no te interesa.

— Bueno, entonces tú no sabrás quien soy yo. 

— De hecho si sé quien eres.

— Adelante campeón, dime quien soy. — Lena esboza una sonrisa triunfante. 

— Eres Lena Summer best seller, escribes porno en tus libros. 

— ¡Seras idiota! 

Elijah trató de ocultar su risa, pero era imposible, ver el rostro rojo de la chica le parecía muy gracioso y tierno al mismo tiempo.

— ¿Qué sucede? — El señor Wood entra a la habitación.

— Nada papá. — Responde Elijah. — Solo le dije a la señorita Summer que había leído sus libros de… — Elijah mira con una sonrisa a Lena. — Sus libros eróticos. 

— Oh… — El señor Wood acomoda su corbata. — Bueno, mejor vayan preparándose para salir como el señor y la señora Wood.  

El padre de Elijah sale de la habitación dejando nuevamente solos a los recién casados. 

— Eres un idiota ¿Cómo se te ocurre decirle a tupadre que escribo libros eroticos? 

— No es para tanto, ya eres una adulta. ¿No? 

— Se nota que aun sigues pensando en tu propio beneficio. 

Lena se levanta un tanto amargada del sillón para colocarse nuevamente en frente a la gran puerta que da hacia el patio. 

— Espera un momento. 

Elijah se mueve hasta donde está ella. 

— Mejor dime de donde nos conocemos, así evitaremos estar con una constante discusión de algo que hice en el pasado. 

— Fuiste parte de un crimen que no se pagó. — Responde con seriedad Lena. 

— ¿Qué? — Pregunta confundido. 

— Hace 7 u 8 años tu hermano intentó abusar de mi mejor amiga en aquel entonces llamada Sonia. fui testigo de lo que le querían hacer él y sus amigos, llame a la policía y los confronte, luego llegaste tú con tus aires de superioridad y sobornaste a todos en aquella estación. Sonia se fue del pueblo y desde entonces no sé nada de ella, no sé, si está viva o muerta, pero tú y tú hermano me arrebataron a la única persona que me escuchaba. 

— Yo…No recuerdo eso, lo siento mucho Lena. 

— Qué más da. — Lena se encoge de hombros. — Mejor demos el espectáculo que ellos quieren que demos. 

Sin embargo a Elijah le quedaron esas palabras penetradas en la sien, ¿En serio hizo eso? Él definitivamente no apoya esa clase de situaciones, pero según las palabras serias y frías de aquella mujer, sí lo había hecho, quizás se merecía estar en silla de ruedas después de todo. 

Las puertas del gran patio trasero de la casa de sus padres se abrieron en par, solamente los más íntimos amigos y el padre y la amiga de Lena se encontraban allí, y cuánto ansiaba que aquel circo se acabase de una vez por todas, así todos irían a descansar después de un largo dia.

El vals comenzó a sonar y de inmediato el hombre puso mala cara. 

— Apaguen esa porqueria. — hablo en un tono lo suficientemente alto para que el Dj parara. 

Lena miró extrañada a su esposo, aunque ella también estaba disgustada. 

— No me puedo levantar de esta puta silla y creen que bailaré el vals. — Bufa. 

— Hijo. — La madre de Elijah se acerca y habla entre dientes para que nadie escuche. — Recuerda que hay invitados aquí y no es momento de estar con mal humor. 

Lena colocó los ojos en blanco, la madre de su esposo le hablaba como si no entendiera, como si Elijah tuviera un retardo mental. 

— Madre. — hablo con sarcasmo Elijah. — Estoy paralítico, no soy un puñetero retardado. 

La mujer se enoja con su hijo, más sin embargo no dice nada.

— Ustedes quédense, yo me iré de este circo. 

Coloca en marcha su silla de ruedas alejándose de aquel show mediático, Lena miró a todo su alrededor y se sentía como las novias que dejan plantadas en el altar, ella sabía que no debía sentirse de aquella forma, después de todo el culpable era Elijah. Pero sentirse avergonzada no le iba a permitir seguir en aquel lugar, así que se fue detrás de su esposo. 

Al entrar nuevamente a la casa, escuchó como algo se rompió en el área de la cocina, así que se acercó hasta allá. 

— Elijah. — Dejó su ramo de flores blancas sobre el mostrador de la cocina y se acercó a su esposo, el cual se encontraba tirado en el suelo y a su lado un vaso de vidrio roto. se acercó para ayudarlo a sentarse nuevamente en la silla, pero él se aparta. 

— Puedo solo, no necesito de tu caridad. 

— Oye, se nota que no puedes. — Señala la sangre en el suelo. — Déjame ayudarte y todo quedará saldado. 

Elijah levantó la mano y justo en la palma tenía un vidrio clavado. Lena con todas sus fuerzas, cargo a Elijah y lo sentó en su silla de ruedas. 

— Manche tu vestido, lo siento mucho. 

— No te preocupes por eso Elijah, mejor dime si tienen un botiquín, es que no me gusta ver por mucho tiempo la sangre. 

— Hay en el cajón de color negro. 

Lena busco con la mirada el cajon negro y se dio cuenta que era el unico en todala cocina, de allí saco algodon un poco de alcohol y esparadrapo, primero se lavo las manos y luego tomo la mano de Elijah con cuidado de no lastimarlo más, saco el vidrio, y la sangre comenzo a correr. 

— Demonios. — Rápidamente Lena comenzó a limpiar con el algodón. — Tienes buen flujo de sangre. — la sangre se fue mermando poco a poco, con el esparadrapo y algodón tapó la herida. — ¿Qué querías hacer? — Pregunta Lena.

— Solamente tomar un puñetero vaso.

— Oye, no me hables así, porque te estoy ayudando. 

— Yo no te pedí que lo hicieras. 

Lena levanta su mirada, los ojos azules de Elijah penetran sus ojos como si fuera una daga, eran muy lindos, pero se podía notar que él no era para nada feliz y no valía la pena responder con hostilidad. 

— Eso es lo que sucede contigo, no aceptas que los otros te ayuden porque tu ego no te lo permite, si no hubiera llegado yo, te hubieras esforzado mucho más, ese vidrio te hubiera hecho mucho más daño y tendríamos que llevarte a urgencias. 

— ¿Ahora eres psicóloga?  

— No lo soy, pero he leído a lo largo de toda mi vida para poder escribir mis libros eróticos. la pisologia del sexo…

— Entonces según tí, necesito follar… Eso podríamos resolverlo tú y yo dentro de unas hor…

— Déjame terminar Elijah. — Lena lo interrumpe. — Lo que quiero decir es que dejes tu ego y dejes que los demás sean parte de tu proceso de recuperación. 

— ¿De qué recuperación hablas señora Wood? — Los nervios de Elijah nuevamente se pusieron de punta. — Llevo 7 años aquí sentado, ni siquiera he podido seguir con mi trabajo en la presa porque soy un maldito lisiado. 

— No te trates de esa forma, Elija…

— Lena, mejor lárgate de aquí. ¿Si? Ve y disfruta de tu fiesta de matrimonio. 

— Nuestra.

— No, tú aceptaste todo esto, así que es tu fiesta. 

Elijah coloca en marcha su silla y sale de la cocina dejando desconcertada a Lena. Tal vez el karma si fue una gran perra.

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