Mientras tanto, en el salón de bodas los invitados ya iban ocupando sus lugares.
La boda unía a dos de las familias más poderosas de la ciudad, y nadie quería perderse semejante acontecimiento.
Pero tras bambalinas reinaba el desorden absoluto.
Manuel, el padre de Lucas, con el rostro desencajado, explotó:
—¡Lucas, dime que ya hablaste con Mariana! ¡En quince minutos empieza la ceremonia y si la novia no aparece seremos el chisme de toda la ciudad!
En Lucas se notaba la misma tensión.
Marcó de nuevo el número de Mariana, pero lo único que oyó fue la voz fría de la operadora:
—Lo sentimos, el celular que usted marcó está apagado.
¡Pum!
Lucas estampó el celular contra la mesa, fuera de sí.
"¡¿Qué demonios está haciendo Mariana?! " pensó con rabia, "¿No era ella la que vivía soñando con esta boda? ¿La que se las ingenió para obligarme a casarme? ¿La que desde niña decía que lo único que quería era ser mi esposa? ¡Y ahora, justo en el momento decisivo, desaparece!"
En ese instante, Elsa, l