Maxon Chrysler.
Me encuentro ansioso abotonando mi camisa. Ya me he duchado y perfumado, únicamente falta terminar de vestirme.
Luzma se está duchando, me estoy conteniendo para no meterme en su ducha y tomarla. Es demasiado la tentación de no tocarla. Ya hace más de un mes que estamos en esta situación y comienzo a hartarme; ella es mía, mi mujer, y debería complacerme como es debido.
Me fascina hacerle el amor. Sé que, aunque lo negó, lo disfruto tanto como yo.
Me alejé cuando mi celular comenzó a vibrar. Respondí y me percaté de que se trataba de uno de mis socios, Emilio Grimaldi.
— Buenas noches, Emilio — Saludé.
— Solo quiero recordarte nuestros acuerdos. Dentro de unos días, mis amigos esperan la mercancía.
Por supuesto, ya tengo todo preparado. La empresa de los Hoffmann es la fachada perfecta.
— La mercancía es de calidad. Tus socios estarán fascinados. — Reí fuerte.
— Muchacho, me agradas y por eso te haré una advertencia. Ve con mucho cuidado, hemos invertido demasiado din