Luz Marina Hoffmann
Habían pasado más de cuatro años desde aquella noche terrible. Mi vida había cambiado de manera radical, pero finalmente había encontrado una paz y felicidad que pensé que nunca volvería a experimentar. Estaba viviendo en una pequeña ciudad lejos de todo lo que me recordaba a Damon y el doloroso pasado que dejé atrás. Ahora, mis días estaban llenos de risas, juegos y el amor incondicional de mis dos pequeñas, Amina y Alisson.
Mis pelirrojas eran el centro de mi mundo, el mayor motivo de mi existencia. Las amaba con todo mi corazón, y cada día agradecía por tenerlas conmigo. Habíamos construido una vida sencilla pero llena de amor y felicidad. Amina y Alisson estaban creciendo rápido y cada una tenía su propia personalidad distintiva.
Alisson, mi tranquila y amorosa niña, siempre tenía una sonrisa dulce en su rostro. Era paciente y gentil, con un corazón tan grande que parecía abarcar el mundo entero. Le encantaba pintar y pasar horas dibujando en su pequeña