-Adelante.
La voz de Germán la sobresaltó, sin saber por qué.
-Estoy más estresada que nunca.
Dijo hablando sola.
-Buenas doctor.
-Buenas tardes ¿Cómo estás?
-Y… estoy acá porque me desperté con un dolor terrible de cabeza.
Germán reparó enseguida de los moretones que tenía a ambos lados de sus mejillas.
- ¿Estresada por algo en particular?
-No… bueno, tengo problemas…
- ¿Alguien te maltrata?
-No…
Dijo ella con vergüenza por el trato que recibía de su marido.
Germán no podía forzar a su paciente, porque si le descubría su mentira, ella podía no volver.
La auscultó y también notó moretones en sus brazos, la impotencia le ganó, pero evitó confrontarla, estaba seguro de que iba a seguir negando la situación de violencia doméstica por la que pasaba.
-Alguna vez hemos hablado de que el estrés lo podés manejar mejor si hacés terapia.
-Mi marido me sugirió lo mismo.
Germán levantó una ceja, pensando que, sin dudas, el que la maltrataba, era el marido.
-Te voy a derivar con un colega, un exce