Alejandro no podía seguir, no tenía fuerzas ni para poner en marcha el auto nuevamente, sentía que no podía avanzar.
Era por la chica que tuvo la noche anterior en sus brazos, sí, por supuesto, sentía que era la mujer que necesita en su vida, sentía que la conocía desde siempre, que la necesitaba, sin trampas de por medio, estaba seguro de que estando a su lado, jamás sentiría la necesidad de estar con otra mujer.
Él corrió por la vida como si no tuviera freno, como si pudiera hacer lo que quisiera, sin tomar en cuenta ni siquiera a Mónica…
Se dio cuenta de que su comportamiento era errático, porque no la amaba.
Tampoco la respetaba, ocultaba su verdad y llenaba de mentiras a su novia.
¿Tenía ganas de llorar?
¿Por alguien que no quiso ni saber su nombre?
Sentía que estaba fracasando en todo lo que se había propuesto.
¡Maldita misión!
No podía ser empático ni siquiera con su propio hijo.
No estaba ilusionado con su llegada.
También se sentía pésimo por no sentir nada por la llegada de