Rebeca abrió los ojos, un leve dolor de cabeza producto del alcohol que tomó la noche anterior, miró a su alrededor y vio su reflejo en un inmenso espejo que iba de pared a pared, quiso incorporarse cuando sintió un brazo masculino envolviendo su cuerpo.
Se asustó, hasta que recordó la gran noche que vivió.
El hombre estaba de espalda, durmiendo boca abajo, con su rostro hacia el otro lado, ella no podía precisar sus rasgos y moría de ganas por verle la cara.
¿Y si se enteraba Camilo?
Sería el final para ella, su novio sería capaz de matarla y hasta de matar al hombre que estaba a su lado.
Se asustó bastante al llegar a ese punto de su pensamiento.
¿Quién era el hombre que estaba a su lado?
Rebeca pensó que podría estar toda la vida a su lado, porque jamás nadie la besó de esa manera.
De recordarlo se volvía a encender.
De repente recordó unos besos lejanos, esos que le dio un militar a la salida de un recital, ese hombre la besó de la misma manera que el desconocido que tenía a su la