Sabía que ella no era feliz, que eso no era algo nuevo en su vida.
¿Ella aguantaba golpes de su marido porque no conocía otra cosa?
Eso se dejaba entrever con cada afirmación de Rebeca.
¿Acaso se casó jovencita por escaparse de su hogar?
Esa conjetura era la más probable.
Era evidente que no podía regresar a su casa.
Las cosas no fueron como ella lo planeó.
Luego llamaría a Germán y hablaría con él, pero no creía estar equivocado.
La miró nuevamente.
Era demasiado bella.
Tenía un aire a Mónica, claro que, si era por compararla, la belleza de Rebeca le producía cosas que jamás sintió por otra mujer…
Salvo por la chica de su despedida de soltera, y otra vez la imagen del ascensor y de la redada.
Tal vez se sentía un fracasado, porque sabía que había fallado en la misión y quería unir a todas esas mujeres y que fueran ella, Rebeca, todas juntas y volver a su dimensión.
Miró su computadora, pensando si Vanegas seguía teniendo acceso a su computadora.
No te acuso de que inventes algo, no