Fleure
La noticia cae como un hacha, fría y definitiva: Aaron organiza una fiesta. Una fiesta de compromiso. Para anunciarle al mundo entero que le pertenezco, que soy su prometida.
El mensaje llega esa misma mañana, lacónico, helado. No hay lugar para la duda ni la contestación. Lo releo una y otra vez, el corazón apretándose un poco más en cada lectura.
« Estarás a mi lado. »
Estas palabras resuenan en mí como una sentencia. Una cadena invisible que se aprieta. Estoy atrapada en un espectáculo orquestado para mostrar mi sumisión, para sellar mi destino ante todos los que cuentan en este mundo.
Paso la mañana en un estado de tensión sorda, incapaz de pensar en otra cosa. La mera idea de esta fiesta me provoca náuseas, pero sé que es imposible dar marcha atrás.
Cerca del mediodía, suena el timbre de la puerta. Un hombre elegante, discreto, deja un gran paquete cuidadosamente envuelto.
— Una entrega para Mademoiselle Fleure, anuncia con una voz neutra, evitando cuidadosamente mi mirada