Capítulo sesenta y cuatro 64

—¿Así que no piensas darme explicación? —La voz de Gema tembló de indignación—. ¿De verdad eres una ingrata? Entiendo que hayas regresado y no hayas contactado a Bruno... pero ¿a mí? ¿A mí, que éramos como hermanas? —Sus ojos escudriñaron a Lena con intensidad—. Dios sabe que bendigo que el tratamiento funcionara. Pero la mujer que regresó cambio, tanto físicamente como emocionalmente.

Lena soltó un suspiró amargo, desviando la mirada hacia la puerta del quirófano.

—Deja los reclamos —respondió al fin, con voz serena pero cargada de fatiga—. En el momento en que me dieron de alta del hospital, descubrí que mi vida era una mentira. Mi abuelo me contó parte de la verdad sobre mi desgraciada familia. ¿Sabes? Tengo un abuelo que no comparte mi sangre, padres falsos y, además, tenía asesinos detrás de mí sin que lo supiera… —Hizo una pausa, tragando el nudo en su garganta, luego continuó—. Para proteger a mi hija, tuve que mentir. Fabricio y Donato tenían que seguir creyendo que estaba mue
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