Rubí

Estaba a punto de quedarme dormida en la clase del hombre que amaba. Pero ya no podía más con todo el ritmo: prácticas, universidad, curso de primeros auxilios intensivos y auxiliar de enfermería básica para poder estar en urgencias. Desde hace un mes del anuncio en la familia del compromiso de nuestra amiga y el nuevo bebé a bordo, me la he pasado en un corre, corre.

Y la razón principal, era no tener tiempo para ir por el morenazo. Lo había ignorado por completo. Y aparte de mis obligaciones, con ahora estaban los preparativos de la boda de Euma y la enfermedad de mi abuela. Al menos ya permitió que le contara a mamá y estos tres días nos habíamos turnado, aunque ella quiere que solo yo la cuide.

No había sido nada fácil combatir el cáncer, que desde hace un año había sido la confidente y el lazarillo de mi abuela a escondida. —De hecho, esa vez que me encontró Emmanuel en la clínica, era porque le había traído unas cosas a mi abuela—. Verla en etapa terminal, por más que me pr