Emmanuel
Después de cenar, hablo de lo acontecido con Andrés Camilo en el colegio, de la intervención de mi padre en casa de esos hijos de su madre. De los entrenamientos de Eduardo subí a mi antigua recámara. Mamá, no la había cambiado, me di un baño, ya eran las diez de la noche, saqué un pantalón de pijama e ingresé a la cama para revisar las respuestas de Rubí. Pero mi mente volvió a revivir lo que pasó hace unas horas.
Después de la reunión se presentaron tantos inconvenientes, por horas pasé por fuera del área administrativa. Estuve de urgencias en urgencias. Hasta cuando el celular no dejaba de sonar. —Al mirar la hora, es tarde—. El número del hospital que tenía una llamada entrante. De seguro, Úrsula le dio el automático, para que los números de la familia pasen a nuestros teléfonos. Debe ser familiar. Contesté.
—Hola.
—Dime que aún estás con mi niña.
—Hola, Regina.
¡Mierda! Se me había olvidado, Rubí. Aún debe estar en el despacho, tengo su bolso bajo llave.
—La he estado l