Samuel
Terminamos de almorzar. Ya nos habíamos despedido del abuelo, ahora dormía. El doctor logró normalizar su saturación, pero nos dijo a todos que su corazón no aguantaría mucho. Ahora solo nos quedaba esperar. Duele, pero ya eran ochenta y siete años. Tuvo una vida llena de momentos felices, dificultades, arrepentimientos y amores.
Por mi parte, algo debía de tener para con los niños; porque una vez se dieron cuenta de mi presencia, mis sobrinos alzaron sus brazos para cargarlos; esa era la razón por la que ahora tenía a los tres en la hamaca. Darren dormido sobre mi pecho, Deacon a un lado y Althaia del lado derecho.
Había sido fotografiado por Adara y Maco, al igual que la vieja Maju. Al menos ellos me hicieron dormir hasta la llegada de Egan quien sacó de la hamaca a la niña.
—Io, tete.
—La princesa tiene hambre.
—Gracias, tenía el brazo dormido.
Egan se fue con la niña, luego Adara llegó con el tetero para el gordinflón de Deacon. Mientras, Darren seguía en su noveno sueño.
—