Brittany retrocedió un paso, como si sus propios ojos la traicionaran.
—La… la... lamento lo que te hicimos —balbuceó con la voz quebrada, mientras las lágrimas comenzaban a rodar por su rostro— No fue mi idea… todo lo planeó Cristian… Perdóname, pero por favor... no me lleves contigo.
Frente a ella, Lili permanecía inmóvil, vestida de blanco. El brillo de las luces reflejadas en su vestido la envolvía en un resplandor etéreo, casi irreal. Sus ojos eran dos cristales oscuros, sin expresión, pero su sola presencia estremecía el alma.
El cuerpo de Brittany tembló, sus piernas fallaron y cayó de rodillas, cubriéndose el rostro con las manos mientras apretaba los ojos con fuerza, como si pudiera borrar lo que veía.
Cuando volvió a abrirlos, Lili ya no estaba.
El silencio la envolvió, pero su pecho latía como si quisiera huir de su cuerpo.
Lili caminó con paso firme pero su rostro estaba pálido, casi tan blanco como el vestido que llevaba. Sus ojos, que normalmente brillaban con