LXIV. Necesitamos que muerda el cebo
Punto de vista de la Secretaria Monroe:

Finalmente, está la abuela de Alan aquí en la casa. Como habíamos quedado con anterioridad, ella ocupaba la parte de abajo y nosotros estábamos arriba.

Pero era imposible estar siempre encerrados en el cuarto y más cuando el comedor, la cocina y otras instalaciones estaban en la planta baja. Me sentía un poco incómoda cada vez que la veía, pero al final esta era su casa y nosotros somos los intrusos.

Todo lo hacía por Mateo, por mantenerlo a como diera lugar a mi lado, porque como estaba previsto, al otro día de estar en la casa la abuela de Alan, llegó el trabajador social y efectivamente, era el señor muy observador y al parecer bien perspicaz.

Estábamos sentados en la sala y las manos me sudaban del nerviosismo por todas las preguntas capciosas y con trampas ocultas que nos hacía. Incluso pidió entrevistarse solo con Mateo y luego el niño me dijo que le había preguntado como nos llevábamos Alan y yo, que si dormíamos en el mismo cuarto, como s
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