El café se enfrió en la taza mientras Emilio observaba la escena al otro lado de la cafetería. Lombardi besando a Ivanka. Ivanka embarazada. Con una hija. Su mente, normalmente tan rápida y analítica, luchaba por procesar la colisión de sus dos mundos: la amante casual y el psiquiatra de su madre eran... ¿una familia? La náusea volvió a subirle por la garganta.
Necesitaba respuestas. Ahora. No podía esperar. No podía dejar que Ivanka se fuera a Argentina llevándose esa duda que acababa de nacer en él.
Respiró hondo, forzando una calma que no sentía. Se levantó y caminó hacia ellos con paso deliberado, una sonrisa forzada en los labios. —¡Doctor Lombardi! ¡Ivanka! Qué agradable sorpresa encontrarlos aquí.
Lombardi se giró, su expresión pasando de la sorpresa a una cautela instantánea al ver a Emilio. Ivanka palideció visiblemente, sus ojos muy abiertos por el shock, dando un paso instintivo detrás de Lombardi. La niña pequeña se aferró a la pierna de su madre, mirando a Emilio con cur