Casa de Seguridad, Valle de Bravo - 11:00 AM
Lombardi asintió, su rostro profesional ahora una máscara de determinación. —Voy con usted, Señor Bellini —dijo, su voz era firme—. No solo como testigo, sino como médico. Sé cómo funciona la mente de Noah Walker. Y sé cómo lo podemos quebrar. No es solo por Amelia; es por lo que es correcto. Usted lo necesita sobrio, metódico. Y ahora mismo... usted no lo está.
Luca lo miró, su mano herida aún latía. Lombardi tenía razón. Estaba al borde del abismo. —Bien —dijo Luca, su voz áspera—. Pero si intenta algo estúpido...
—No lo haré —interrumpió Lombardi—. Mi única prioridad es proteger a Amelia y a la justicia. Y si ese niño es de su hijo, también es mi responsabilidad.
Luca asintió. Sacó su teléfono y marcó a Alessandro. —Zio, soy yo. —Luca! Che diavolo è successo? (¡Luca! ¿Qué diablos pasó?) —la voz de Alessandro sonaba tensa—. ¿Dónde estás? ¿Y Lombardi? —Estoy en Valle de Bravo. Vuelvo con Lombardi. —¿Con Lombardi? —Alessandro estaba in