Capitulo847
—Patricia, prefiero quedarme un rato más en el baño por mi cuenta. Anda, ve a descansar un poco —dijo Aquilino mientras soltaba su abrazo con resignación.

El rostro de Patricia se cubrió de una tristeza visible. Bajó con dolor la cabeza y, con los ojos enrojecidos, salió lentamente del baño.

Yo seguía en mi habitación, con el corazón hecho un nudo.

En la mano aún sostenía la ropa interior desechable que le había comprado a Patricia.

Llevaba toda la tarde buscando un momento adecuado para entregársela, pero nunca encontré la ocasión para hacerlo.

¿Y ahora? ¿Sería muy extraño acercarme justo en este momento?

Pero al escuchar sus sollozos suaves del otro lado, no pude quedarme tan tranquilo.

Al final, apreté los dientes y me obligué a salir.

—Patricia, aquí tienes... es la ropa interior desechable que me pediste que te comprara —le dije con naturalidad, extendiéndole con delicadeza el paquete.

Ella se apresuró a limpiarse las lágrimas con el dorso de la mano y tomó enseguida lo que le ofr
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