—Ella ni siquiera ha salido con un novio. Cuando vayas a ese lugar, ten mucho cuidado. No te pasees por la casa en ropa interior, ¿vale?
Mientras hablaba con Kiros, de repente apareció una cabeza que se asomaba una y otra vez y dijo:
—¿Una universitaria? ¿Y que ni siquiera ha tenido novio? Entonces, ¡preséntamela!
Era Garon.
Él era uno de los pocos solteros en nuestra tienda; pasa el día pensando en citas, pero nunca ha logrado conquistar a ninguna mujer.
Enseguida me asombré:
—¡Pues estás soñando despierto! Esa chica es una universitaria y todavía está estudiando. ¿Acaso crees que tú puedas estar a la altura de ella?
Garon, sin mostrar la menor vergüenza, respondió:
—No es cuestión de estar a la altura de ella, es que ni siquiera hemos tenido intimidad, ¿cómo pueden saber que no lo merezco?
¡Vaya imbécil! Este muchacho se atrevía a hacer chistes con un tono bastante subió de tono.
No lo pude contener y le propiné una patada; Garon, sonriendo de oreja a oreja, se apartó con mucha facil