—¿Qué te pasa? ¿Por qué estás llorando de esa manera? Luna preguntó con evidente preocupación.
Con la voz entrecortada, le respondí: —Es de felicidad, de verdad. Las extrañé muchísimo.
Cada una de mis palabras venía directo de mi corazón.
Porque realmente había extrañado a Luna y a mi cuñada.
Cuando ellas llegaran, quería ver si María seguiría tratándome de la misma forma.
Esa mujer malvada siempre me estaba atormentando, pero Luna y mi cuñada no, ellas me cuidaban y se preocupaban demasiado por mí.
Esperaba con ansiedad la llegada de Luna y de mi cuñada. Con ellas aquí, finalmente tendría a alguien que me respaldara.
Después de hablar un buen rato con Luna, mi celular se quedó sin batería. Sin embargo, mi estado de ánimo había mejorado notablemente.
Le sonreí a María y le dije: —Mi cuñada y mi novia están a punto de llegar. ¿No crees que ya es momento de dejarme ir?
—¿Esa Luna de la que hablas es tu novia? preguntó con sarcasmo María, cruzándose de brazos y mirándome con frialdad.
No