Capitulo530
Resulta que ese era su verdadero propósito.

En mi mente, la maldije una y mil veces.

¡Maldita! ¡Bien ponzoñosa que si es!

¡Pero ni muerto voy a dejar que se salga con la suya esa condenada!

Apreté con fuerza los dientes y dije con firmeza:

—¡Sigue soñando! No voy a hacer lo que dices, así que mejor lárgate de una vez por todas.

María, sin inmutarse, cruzó tranquila los brazos y me miró con calma.

—¿Estás seguro de que quieres echarme? Recuerda que soy una clienta.

—¡Segurísimo, completa y absolutamente seguro! —le recriminé ya harto de su actitud.

María dejó escapar una carcajada sarcástica y luego dijo:

—Bien. Pero te aseguro que pronto estarás rogándome que regrese.

Dicho esto, se dio la vuelta y salió apresurada de la habitación.

Sabía que lo siguiente que haría sería ir con el jefe a presentar una queja.

Pero eso me daba igual.

No iba a dejar que me manipulara por miedo a una simple queja.

Además, yo tenía pruebas de que era ella la que estaba causando problemas.

Confiaba por compl
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