Capitulo410
Manuel jamás se imaginó que, a pesar de todo, terminaría saliendo perjudicado en su enfrentamiento conmigo.

Esto solo logró enfurecerlo cada vez más, y su resentimiento hacia mí creció aún más profundo.

En su mente, todo era culpa mía. Yo era el responsable de haberle —arrebatado— a la señora Elara.

¡Todo por mi culpa!

En silencio, Manuel juró entre si que no descansaría hasta hacerme la vida imposible.

Mientras tanto, la clase del señor Julen continuaba, pero Manuel, incapaz de contener su ira, salió del salón furioso.

Yo vi cómo se marchaba, pero no dije ni una sola palabra.

Lo que él hiciera o dejara de hacer no era asunto mío, ni me interesaba.

Solo quería concentrarme en aprender y hacer bien mi trabajo.

Al terminar la clase, el señor Julen me pidió que me quedara por un momento.

—Óscar, dime la verdad, ¿Manuel te estaba molestando antes? —preguntó con una mezcla de tranquilidad y preocupación.

—No ha sido nada grave, señor Julen. No se preocupe, puedo manejarlo por mi cuenta.

No
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